... con la misma furia que sentía en mi adolescencia cuando mi madre se complacía en decirme que mi tipo de vida me había degenerado el carácter y que esos gritos de copas reventadas contra las paredes eran tan-propios-de-mí porque yo siempre habia dado muestras de comunicarme con esa misma ira que me corroe las venas y se me acerca seductora al oído y me besa como antes lo hacían los amantes de quienes yo internamente sospechaba males y desgracias, a causa de esa facilidad de seducción del espíritu, esta tarde, me dejé llevar y me descubrí escupiendo ofensas y defendiéndome a muerte de los consejos de mis amigos y a punto de destrozar el monitor de la computadora de un puñetazo y ver como la sangre caía gelatinosa sobre las negras teclas y las chispas brotaban en un cántico de alabanza al pecado capital que junto con otros tres, con la envidia, la soberbia y la avaricia, me han moldeado del barro y se han adherido a mi forma de moverme y de expresarme, así, fue como decidí mandarlos a todos al demonio y mirar directamente a los ojos de dios y decirle que ya me harté de sus excusas sin sentido y que yo, exijo, demando y ordeno que se me trate con respeto en esta desgraciada máquina de tortura que él tuvo la osadía de fundar, que quiero tener dignidad en este manicomio que me asquea el desayuno y que me hace, en ocasiones, sentir el ritmo de las letras pariendo mis violentas herejías en espera de las respuestas a las milones de preguntas que el gran señor o señora omnipotente se ha negado a revelar...
This entry was posted
on agosto 13, 2006
at domingo, agosto 13, 2006
. You can follow any responses to this entry through the
comments feed
.